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martes, 27 de abril de 2010

Entre oposiones...


Hoy he tenido una sensación extraña. De esas que me pasan ultimamente. Esta pasada noche me he despertado de sopetón, eran las 4 de la mañana. A mi cabeza ha venido que mañana tenía la lectura del examen escrito de la oposición. Y como no, me ha costado dormir un buen rato pensando que a lo mejor la lista que hay en Internet no era del todo buena y que a lo mejor esta tarde me tocaba leer.

Así que hoy he ido con sueño a la escuela. Me he tomado un café a las 12 porque ya no podía aguantar mas. La tarde ha sido como siempre, sufrida. Y al salir, he decidido que lo mejor era ir al instituto y salir de dudas. Me he tomado el segundo café antes de coger el coche y me he teletransportado al Instituto de Horticultura de Reus.

Una vez allí, he subido las escaleras, y al llegar al segundo piso estaba ella. Una chica que conocía de vista de la cafetería de al lado de la escuela. La típica chica que ves, y que después de cruzártela días y días, acabas diciéndole, hola y adiós. El día del examen escrito ya la había visto porque esta en mi mismo tribunal.

Le lancé un hola, entre los nervios de antes de entrar. Y ella me dijo:
- ¿Te conozco?
- Sí, me conoces de El Vendrell- Le contesté yo.

Hoy me la vuelvo a encontrar, y hablamos de oposición y de cosas, y de más cosas. Entretanto, sale el tribunal y hago mis preguntas pertinentes. Suspiro. Mi sueño no se ha cumplido. Me toca leer mañana. Y como ella era la última del tribunal se queda, y de camino al coche seguimos hablando, y voy notando cierta conexión. A ella se le ve muy a gusto, pues no marcha. Después de casi un cuarto de hora de conversación y a punto de concluir la misma, le digo:

- Bueno... ¿Cómo te llamas?
- Andrea- contesta ella.
- Yo soy Juan. Espero que tengas mucha suerte con tu defensa.

Me giro, y me voy al coche. Después de cinco pasos y ver que mi cerebro por fin reacciona me giro para ver donde está ella. Va en dirección a su coche. Pienso... de nuevo se me escapa. Y entonces ella se gira, me mira, espera solo dos segundos y dice desde a lo lejos:

- ¡¡Que tengas tu también mucha suerte!!
- ¡Sí! ¡La tendré!¡Gracias!- pero qué coño haces Juan, pienso.

Me vuelvo a girar y voy hacia el coche. Entro , golpeo el volante enfurecido y pienso en por qué cojones no le he dicho de ir a tomar un café. Por un momento creo que ella lo estaba deseando. Me lamento porque es posible que no la vuelva a ver. Me lamento porque sería una coincidencia volverla a ver. Me lamento por no actuar a tiempo y por no actuar de corazón.

Arranco y salgo de allí. Ella viene detrás en su Leon plata. Sueño en un trayecto de 500m en el que ella pare en paralelo en la rotonda para yo poder bajar la ventanilla y decirle algo. Tener mi segunda oportunidad. Sin embargo, cuando llego a la rotonda y paro, miro por el retrovisor y veo desilusionado como coge el desvio anterior.