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martes, 20 de julio de 2010

El sueño de una noche de verano


- ¿Ya te vas a dormir?- Le pregunté al ver cómo su madre empezaba a bostezar desde uno de esos sillones de bar de hotel que invitan más al sueño que al festejo.
- Sí, creo que sí- respondió con una leve sonrisa.
- Pues es una pena- Dije yo, mirándola de arriba abajo.

Seguramente se había pasado dos horas delante del espejo eligiendo el modelito para la ocasión. Ahora entiendo el tamaño de la maleta de cuando llegó al hotel. No era muy guapa, pero había sabido combinar a la perfección sus labios con su vestido. Además, la raja de su falda hacia que quisiera saber que había un poco mas adentro cuando cruzaba la pierna en el taburete de la barra del bar.

Pidió una coca-cola y yo seguidamente lo mismo acompañado de mi clásico Cacique. Mi madre también esperaba con su poleo en uno de esos sillones narcolépticos. Cuando ella recibió su bebida y yo la mía le dije:

- Cuando mi madre se vaya a la cama, yo te esperaré en el hall hasta las doce y cuarto.

Seguidamente me levanté y me dirigí a la mesa donde estaba mi madre. En seguida se cansó y se fue a dormir. Yo me excusé y le dije que permanecería un poco más en aquel bar escuchando jazz. Mientras tanto, ella hacía rato que se había marchado con sus padres posiblemente a la habitación.

A las doce y cinco minutos salí hacia el hall porque no estaba bien hacer esperar a una señorita. Aquella entrada disponía de una fuente central y de sillones a su alrededor. Me senté en uno de ellos. Desde allí buscaba un reloj próximo y lo comparaba con el mio por si hubiera estado retrasado. (Ya se sabe, una hora menos en Canarias.)

A las doce y dieciocho minutos mi ilusión se desvaneció, me levanté y salí del hotel.

- Como mínimo lo has intentado- Me decía en voz alta desde la puerta del hotel.
- Y al final lo has conseguido- Me dijo una voz susurrándome al oído y acabando en una risa cómplice.

Cuando me giré para ver de dónde provenía esa voz, a mis espaldas estaba ella.

Paseamos por la playa mirando los puestos de caricaturas, bolsos, colonias y souvenirs. Nos tomamos la segunda copa en un pub de música salsa. Ella me sacó a bailar. Mejor dicho, me enseñó a bailar algo. Salimos de allí, bajamos hasta la playa mas cercana y caminamos por la arena hasta que ella decidió sentarse y empezó a mirar la luna, que aquella noche se reflejaba sobre el mar.

- Bueno... ¿Cómo te llamas?- Me preguntó mientras hundía sus pies en la arena negra de Puerto de la Cruz.
- Soy Juan. ¿Y tú?- Le dije sentándome a su lado.
- La luna esta preciosa esta noche- Contestó evitando mi pregunta y acercándose un poquito más hacia mí.
- Como tú- Le dije mientras la miraba a los ojos.

Noté como nos acercábamos poco a poco, y como ella dejaba de mirarme por un instante para mirar mis labios. Entonces miré los suyos y nos besamos...


De lo que pasó después no escribiré nada, porque no necesitaba nada más. No necesitaba un nombre, ni un lugar, ni una razón, pues esto no es más que el sueño de una noche de verano.

domingo, 4 de julio de 2010

Cel i estrelles



Per fi pau, vaig pensar. Assegut en un banc mirava l'horitzó. No és la primera vegada que ho faig, però aquest horitzó no és al que estic acostumat. No és una línia horitzontal de color blau fosc baix i blau clar dalt. Si no un immens bosc que dibuixa un final visual a base de paràboles.

Aixequem el cap i mirem cap a dalt. Era la nit més curta de l'any. Encara quedava llum a l'oest. Però a l'est es començaven a veure les primeres estrelles. Una brillava amb més força, deies tu. No era una estrella, si no Mart, que en aquesta estació de l'any es pot veure a simple vista.

- Haurà vida en altres planetes?- Em preguntaves mentres miràvem el cel.
- Crec que sí.- Vaig contestar. - Dels milions d'estrelles que hi ha al firmament segur que hi ha una que contingui un planeta el més semblant al nostre. Ha d'haver un com el nostre. Però això no vol dir que alguna vegada ens poguem comunicar amb ell. Ho veig impossible.

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Busco un final i no ho trobo. Per què li busco a tot un final, una resposta? Dec ser molt rar. Sí, sóc molt rar. Pot ser necessite una rara que entengui les meves rareses. Tal volta, en aquell altre planeta hagi un rar com jo, amb una rara i que dins de les seves rareses siguin perfectament compatibles i puguin estar units. És possible que en les relacions també estigui buscant sempre un final. I quin deu ser el final? La resposta possiblement sigui, passar la resta dels meus dies amb aquella rara. Aquest seria el final perfecte.

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Ara sóc al llit, he apagat el llum. Miro el somier que tinc a sobre. La funda del matalàs està estripada i fico la meva mà dins d'ell com si busquès un tresor. Intento desxifrar els missatges que adolescents han escrit en les varilles de fusta. No sé que dir. No trobo la resposta a la teva pregunta. Tanco ells ulls, i intento viatjar a aquell planeta per si trobo a la rara que m'estime.