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martes, 27 de septiembre de 2011

Alibi


De camino a Barcelona suena una canción. Alibi de 30 seconds to Mars. Son solo seis minutos de canción, pero son lo suficiente como para abstraerme y dejarme llevar por el precioso paisaje que el Garraf me muestra. En estos seis mismos minutos hay alguien en otro lugar que esta enamorado, hay alguien que esta sufriendo y alguien que esta comiendo. En estos seis minutos pienso en ti. Yo ni como, ni sufro, ni siquiera estoy enamorado de ti. Y la clave es que pienso en por qué ya no lo estoy. O si realmente en algún momento lo he estado. ¿Qué es eso de estar enamorado? 

Tengo un amigo que dice que soy muy enamoradizo, que me enamoro y desenamoro enseguida. Es posible. Pero creo que esta capacidad es la que me hace no sufrir tanto con los desengaños. En estos seis minutos pienso si tendré alguna posibilidad contigo algún día. Ojalá la tuviese. Creo que es lo que me haría más feliz en este instante. ¿Qué pasará?

La canción llega a su punto culminante. Se me ponen los pelos de punta y hago el esfuerzo por no llorar. ¿Por qué lloro? O mejor dicho. ¿Por qué no lloro? Porque tendria para llorar y mucho. ¿Me estaré haciendo un insensible?

Miro el paisaje como el que mira el fuego de una chimenea en invierno. La canción no para de decir en inglés, "Fracasé, pero me volví a levantar" y creo que por eso me hace sentir bien y mal escucharla una y otra vez. ¿Por qué no podría ser todo un poco más fácil? ¿Por qué?

Suena el piano... se acaba... tengo la canción metida en la cabeza. 

Fracasé. Pero me volví a levantar y me seguiré levantando hasta que consiga llegar a mi meta. Estar contigo.


Dedicado a ti.

martes, 20 de septiembre de 2011

La rutina



Parece como si estuviéramos dentro de una burbuja. Dentro de la isla de “Perdidos”, alejados del tiempo y de nuestras anteriores vidas. No importa lo que hayas hecho, ni quién seas ahora, ni quién hayas sido. La gente se agolpa para juntarse, reunirse y contarse la vida. Esa otra vida paralela en la que el tiempo por unos días se para.

No sabes si es lunes, o martes, o sábado. Lo importante es que es 24 de agosto. Y tal vez para muchos esa fecha no significa nada. Pero para otros significa amistad, familia, amor, odio, desesperación o simple desahogo.

La rutina creada por todos nosotros a veces se puede romper. Y tienes que crear una nueva. Te sientes raro. Antes hacías cosas que ahora ya son imposibles, sobretodo cuando falta alguien a tu lado. Oyes el discurso del alcalde y sabes que a mitad de él siempre habrá un recuerdo para aquellos que ya no están. Aprietas el puño, pensando que de esta forma los tendrás a tu lado. Dejas caer una lágrima y continuas con la rutina.

Subes la cuesta que te lleva al castillo de fuegos artificiales. Piensas en que una gasolinera acaba de cambiar la rutina de centenares de personas. Te ríes y piensas en que pensarían ellos si estuvieran aquí para vivirlo. Las luces ya están en el cielo, las miras detenidamente, no tienes tiempo de mirar al suelo, ni a izquierda ni derecha y eso también te reconforta porque tienes la misma sensación vivida de antaño. Te encuentras con Angelita, ya no la buscas en el mismo sitio. Hablas sobre tu vida y la suya. De hecho el día anterior ya habías hablado con ella. Cambias la rutina.

Al terminar el castillo, te reunes con tus amigos y te haces una foto. Todo cambia, es la primera foto de las fiestas. ¿Podría ser una rutina nueva?

Bajas a la abuela Santa Ana y poco a poco tus amigos se van diluyendo, pero aun quedan personas que llevan la tradición anclada en la sangre y que perduran en el trayecto. Te sientes afortunado de ser una persona importante para ellos. Te sientes afortunado de que te acompañen en este momento tan importante para ti. Porque solo una persona sabe que ese momento es importante para ti.

Llegas al final de tu trayecto, el de siempre, el rutinario y entonces te das media vuelta y vuelves a casa solo. Solo. Mientras subes la cuesta que lleva a tu casa los echas de menos, miras al cielo que esta estrellado como solo en Cenizate puede estarlo y buscas cual es la lección que te esta dando la vida.

Llegas a casa y donde antes encontrabas la cena ya preparada, encuentras cacharros sin fregar y amigos viendo la televisión. Preparas la cena y cenas. La rutina te vuelve a cambiar.

Quedas, ahora si, con los de siempre donde siempre. Ahogas las penas en un vaso, pero las penas flotan. Solo. No es día ni momento de explicarle a nadie que lo estas pasando mal, no es día ni momento para que eso se note. Después de la tercera copa lo ves todo menos claro y más claro al mismo tiempo. Hay gente que esta a tu lado. Hay gente que como tú, en su medida, a su estilo, también lo está pasando mal. Y por un momento, esa soledad, esa melancolía y ese malestar, desaparece. Porque ves que todos esa noche estamos haciendo un papel. Sin notarlo. Todos hacemos de tripas corazón porque sabemos que es la noche de pasarlo bien y que todo el mundo lo pase bien.

Con el paso de los días, esos sentimientos y emociones van saliendo uno a uno. Encuentras el apoyo de tus amigos, encuentras el apoyo de tus amigas. Intentas dar consejos que para la persona que lo pasa mal son inútiles pues no ve mas allá de sus narices porque el amor, los celos, el odio, la añoranza no le deja ver. Pero aun así, te sientes reconfortado y piensas que mañana sera otro día mejor.

Día tras día, 24, 25, 26, 27 la rutina creada por amigos y amigas se va repitiendo. Es el segundo año. Eso nos reconforta a todos. Todo el mundo en el grupo tiene su rol y esta claramente marcado. Después de un masaje y un mojito todo se ve de forma mas clara. Después de un par de paso dobles con flauta y clarinete todo se siente mejor.

Se acerca el final de las fiestas y el final del verano. Sabemos que este año la vuelta al cole sera dura. La isla nos ha mantenido una semana al margen de nuestros problemas. Pero ahora es momento de volver a la realidad de salir de la isla y ver que nos depara el futuro fuera de ella. No queremos separarnos porque nos da miedo lo que vendrá. No queremos separarnos porque la sensación de pasarlo bien nos reconforta y nos llena.

Alguien me dijo que lo bueno del final de las fiestas es que no hay final. El 24 de agosto del año que viene volverá la rutina nueva e intentara no chocar con la vieja.

Para muchos el año empieza y acaba en 24 de agosto... por lo menos para mi.