Como era de esperar, los macarrones estaban
deliciosos. Cogí mi plato apurado y lo llevé a la cocina. Mientras tanto mi
madre acababa de comer y conversaba con mi padre sobre cómo estaba el campo.
Según él este año habría buena cosecha. Yo, tenía una oreja puesta en su
conversación y la otra en el Inspector Gadget que acababa de empezar en
Televisión Española. ¡Qué tiempos aquellos en los que hacían dibujos después de
comer! Ya había visto el capítulo, y sabía que de nuevo no le vería el rostro a
Dr. Gang y que sería de nuevo la sobrina del inspector, Sophie, la que
resolvería el caso junto con su perro, superinteligente, Sultán. Es por ello
que en mi cabeza seguía el mismo pensamiento. Qué o quién era Garrampón.
Al poco de acabar de comer mi padre se marcha a
echar la partida de cartas al bar. Y es entonces cuando mi madre decide
sentarse a mi lado.
- ¿Quién es Garrampón? -pregunto por nonagésima
vez.
- ¡Aaaayy hijo! -esboza una sonrisa.- Garrampón
era el dueño de la casa y de las tierras para las cuales trabajaba tu padre y
toda su familia cuando vivía en Cenizate. Toda tu familia paterna vivía en su
casa y trabajaban para él. Allí vivían, tu padre, sus hermanos, sus primos, tus
abuelos y tus bisabuelos. Tu bisabuela pronto se quedó viuda. Su marido, tu
bisabuelo, que se llamaba Juan Francisco se fue a la guerra y nunca volvió. De
forma que tu bisabuela, la abuela María, se convirtió en una especie de ama de
llaves de la casa.
- ¿Y qué es una ama de llaves? -pregunté yo.
- Un ama de llaves es algo así como una criada,
además de hacer las labores domésticas, también se encarga de dirigir al resto
de trabajadores de la casa. Dicen "las malas lenguas" que Garrampón
siempre fue un hombre soltero, aunque curiosamente ese no era su nombre, era su
mote. Su nombre verdadero era Juan Francisco también. Y que de alguna forma
mantenía una relación con tu bisabuela. Cosa que nunca se llegó a demostrar.
Por eso, hay gente en el pueblo que cree que parte de tu familia no es familia
directa de tu bisabuelo Juan Francisco, sino de Garrampón. Además todo se lió
un poco más cuando Garrampón murió.
- ¿Qué pasó entonces mamá? -estaba
superintrigado.
- Pasó que al morir Garrampón y no dejar
testamento. Sus sobrinos heredaron la casa y todas sus tierras. En seguida
ellos quisieron venderlas. Y vinieron al pueblo con la intención de hacerlo.
Fueron días muy duros para tu familia, ya que la mayoría pensaba que en cuanto
vendiesen las tierras y la casa, ellos se quedarían en la calle y sin nada.
- ¿Y entonces qué pasó?
-Pasó que al llegar los sobrinos a la casa empezaron
a hacer todos los papeles de la vivienda y las tierras y las pusieron a la
venta. Además pusieron a tu familia una fecha tope para abandonar la casa.
Mientras tanto el único trabajo de tu familia era recoger y vaciar las
pertenencias de Garrampón donde ellos quisiesen y buscar un lugar para guardar
las suyas propias. ¿Pero hubo una casualidad?
-¿Qué casualidad? -aquel argumento ya me parecía
de película de misterio.
-A tu padre y a sus hermanos les encomendaron un
trabajo poco duro ya que eran los más pequeños de la familia. Tenían que vaciar
la biblioteca de Garrampón y deshacerse en la medida de lo posible de parte de
los libros que allí hubiese.
Y allí estaba mi padre. En aquella biblioteca en
la que tantas veces había estado en su infancia. Desmantelándola, vaciando
estantería a estantería. Libro a libro. Primero, se deshicieron de todos los
libros que se encontraban en los estantes más bajos para más tarde coger la escalera
y comenzar con los más altos. Mi padre por un momento recordó el libro de
animales. Recordaba en el estante en el que se encontraba. Cogió la escalera
sin que nadie se diese cuenta. Su intención era robar el libro. No quería
deshacerse de ese recuerdo. Quería conservarlo fuese como fuese. Lo iban a
perder todo, pero él seguía queriendo el libro de Zoología que de tantos males
le había salvado. Subió hasta el último estante y lo cogió. Bajo rápidamente de
la escalera y escondió el libro debajo de la cama de su habitación.
Por la noche, cenaron todos juntos algo que había
preparado mi abuela María. La tensión se mascaba en el ambiente. Mi familia
estaba perdida. No sabían qué sería de sus vidas. En cuanto los niños acabaron
sus cenas se dirigieron a las habitaciones. Mi padre entró en la habitación
junto con sus hermanos. Por un momento no pensó decirles nada, pero no podía
guardar el secreto por más tiempo. Así que sacó de debajo del colchón el libro
de Zoología. Todos lo conocían, porque en algún momento Garrampón los había
llevado a la biblioteca y les había contado historias sobre animales
desconocidos. Sopló la tapa para retirar el polvo acumulado y en un corro junto
a sus hermanos se dispuso a abrir el libro. Iba pasando las páginas mientras
todos admiraban las imágenes que allí se veían. De pronto, en el centro había
unas cuantas hojas escritas en algo parecido al papel moneda. Estaban
asombrados, no sabían de la existencia de aquel documento y por supuesto,
tampoco lo entendían. Lo guardaron con sumo cuidado y al día siguiente se lo
mostraron a mis abuelos.
- ¿Qué era ese documento mamá?
- Pues hijo, era el testamento de Garrampón.
Durante días hubo un gran revuelo en tu casa y las casas vecinas. Tuvieron que
comprobar que el documento era verdadero. Vino hasta un notario de la ciudad
porque Garrampón había dejado parte de su herencia a sus sobrinos. Pero lo que
nadie esperaba ni podía imaginarse es que la otra gran parte, parte de la casa
y parte de las tierras las dejó en herencia a tu bisabuela María y por lo
tanto, a toda tu familia. Incluyendo a tu padre.
A mis padres.