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lunes, 27 de septiembre de 2010

Los besos y los abrazos los dejamos para más tarde.


Cuando entró en su antigua clase misteriosamente todos los alumnos se quedaron en silencio. Era tal el respeto y la devoción que tenian por ella que no tenian palabras para decir lo que sentían. Ella dijo hola y los niños contestaron como en un anuncio de Ausonia. Una niña que no pudo aguantar la tensión se levantó, y se lanzó sobre ella. Entonces rompió a llorar. Automaticamente, el resto hizo lo mismo y la escena se trasformaba en una alegría nostálgica por la maestra que los había marcado y que ya no podía estar con ellos, aunque ese fuese su mayor deseo. 

Cuando por fin consiguió despedirse de los niños y niñas, ella no paraba de repetirse que queria volver a la que ella consideraba su escuela. Sentía que se había dejado la tarea de educar a sus alumnos a medias. Deseaba poder volver y terminar lo que a principio de ciclo empezó.

Más tarde, cuando ya eran las cinco, a la salida, los niños corrieron a decir a su padres que Laura había vuelto. Entonces se repitió una escena parecida. Todos preguntaban por ella. Por su nueva vida y dónde y por qué había ido a parar a otra escuela. Le decían que era una pena que se hubiese marchado. Que con ella estaban muy contentos y que no sabían si la nueva maestra lo haría tan bien como ella.


Aún no entiendo por qué el departamento nos sigue tratando con esta frialdad. Cómo si solo fuesemos un número en su cuenta. No entiendo por qué el departamento no entiende que hay maestros y maestras con ganas de trabajar, que consiguen lo que se proponen y que dejan huella tanto en los alumnos, como en las familias, como en el centro que siempre consideraran suyo. 

Es triste ver, como las ilusiones de un colectivo educativo (padres, madres, alumnos y maestros) a veces se ven truncadas por un simple clic de ordenador.  Ya que una persona  se daría cuenta que cambiarte de ese lugar es un error.

Aun así, sé seguro que esta persona estará bien donde quiera. Porque este donde este, será una gran profesional. Pero aun así, tendrá que vivir con la ilusión de un día volver y siempre tendrá la incertindumbre de si así será.


A ti, maestro y maestra que sufres cuando te ocurre algo así.

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