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martes, 20 de septiembre de 2011

La rutina



Parece como si estuviéramos dentro de una burbuja. Dentro de la isla de “Perdidos”, alejados del tiempo y de nuestras anteriores vidas. No importa lo que hayas hecho, ni quién seas ahora, ni quién hayas sido. La gente se agolpa para juntarse, reunirse y contarse la vida. Esa otra vida paralela en la que el tiempo por unos días se para.

No sabes si es lunes, o martes, o sábado. Lo importante es que es 24 de agosto. Y tal vez para muchos esa fecha no significa nada. Pero para otros significa amistad, familia, amor, odio, desesperación o simple desahogo.

La rutina creada por todos nosotros a veces se puede romper. Y tienes que crear una nueva. Te sientes raro. Antes hacías cosas que ahora ya son imposibles, sobretodo cuando falta alguien a tu lado. Oyes el discurso del alcalde y sabes que a mitad de él siempre habrá un recuerdo para aquellos que ya no están. Aprietas el puño, pensando que de esta forma los tendrás a tu lado. Dejas caer una lágrima y continuas con la rutina.

Subes la cuesta que te lleva al castillo de fuegos artificiales. Piensas en que una gasolinera acaba de cambiar la rutina de centenares de personas. Te ríes y piensas en que pensarían ellos si estuvieran aquí para vivirlo. Las luces ya están en el cielo, las miras detenidamente, no tienes tiempo de mirar al suelo, ni a izquierda ni derecha y eso también te reconforta porque tienes la misma sensación vivida de antaño. Te encuentras con Angelita, ya no la buscas en el mismo sitio. Hablas sobre tu vida y la suya. De hecho el día anterior ya habías hablado con ella. Cambias la rutina.

Al terminar el castillo, te reunes con tus amigos y te haces una foto. Todo cambia, es la primera foto de las fiestas. ¿Podría ser una rutina nueva?

Bajas a la abuela Santa Ana y poco a poco tus amigos se van diluyendo, pero aun quedan personas que llevan la tradición anclada en la sangre y que perduran en el trayecto. Te sientes afortunado de ser una persona importante para ellos. Te sientes afortunado de que te acompañen en este momento tan importante para ti. Porque solo una persona sabe que ese momento es importante para ti.

Llegas al final de tu trayecto, el de siempre, el rutinario y entonces te das media vuelta y vuelves a casa solo. Solo. Mientras subes la cuesta que lleva a tu casa los echas de menos, miras al cielo que esta estrellado como solo en Cenizate puede estarlo y buscas cual es la lección que te esta dando la vida.

Llegas a casa y donde antes encontrabas la cena ya preparada, encuentras cacharros sin fregar y amigos viendo la televisión. Preparas la cena y cenas. La rutina te vuelve a cambiar.

Quedas, ahora si, con los de siempre donde siempre. Ahogas las penas en un vaso, pero las penas flotan. Solo. No es día ni momento de explicarle a nadie que lo estas pasando mal, no es día ni momento para que eso se note. Después de la tercera copa lo ves todo menos claro y más claro al mismo tiempo. Hay gente que esta a tu lado. Hay gente que como tú, en su medida, a su estilo, también lo está pasando mal. Y por un momento, esa soledad, esa melancolía y ese malestar, desaparece. Porque ves que todos esa noche estamos haciendo un papel. Sin notarlo. Todos hacemos de tripas corazón porque sabemos que es la noche de pasarlo bien y que todo el mundo lo pase bien.

Con el paso de los días, esos sentimientos y emociones van saliendo uno a uno. Encuentras el apoyo de tus amigos, encuentras el apoyo de tus amigas. Intentas dar consejos que para la persona que lo pasa mal son inútiles pues no ve mas allá de sus narices porque el amor, los celos, el odio, la añoranza no le deja ver. Pero aun así, te sientes reconfortado y piensas que mañana sera otro día mejor.

Día tras día, 24, 25, 26, 27 la rutina creada por amigos y amigas se va repitiendo. Es el segundo año. Eso nos reconforta a todos. Todo el mundo en el grupo tiene su rol y esta claramente marcado. Después de un masaje y un mojito todo se ve de forma mas clara. Después de un par de paso dobles con flauta y clarinete todo se siente mejor.

Se acerca el final de las fiestas y el final del verano. Sabemos que este año la vuelta al cole sera dura. La isla nos ha mantenido una semana al margen de nuestros problemas. Pero ahora es momento de volver a la realidad de salir de la isla y ver que nos depara el futuro fuera de ella. No queremos separarnos porque nos da miedo lo que vendrá. No queremos separarnos porque la sensación de pasarlo bien nos reconforta y nos llena.

Alguien me dijo que lo bueno del final de las fiestas es que no hay final. El 24 de agosto del año que viene volverá la rutina nueva e intentara no chocar con la vieja.

Para muchos el año empieza y acaba en 24 de agosto... por lo menos para mi.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que sí tenemos un cierto parecido con la isla de Lost: Algunos le empiezan a dar un valor sentimental un tanto extraño a la naturaleza... y conforme avanza la semana también va saliendo algún que otro con cara de Izan por ahí! Otros terminan perdidos sin más... y la mayoria no somos capaces de encontrarnos cuando llega el 29 de agosto! jeje

Anónimo dijo...

Nada tiene que acabar en un 24 agosto, solo que ese 24 se convierte en otro día con distinto encanto. Como diría Jack "tienes que volver", la esperanza y las ganas de volver no hay que perderlas, es la única manera de volver a ser feliz, y es lo que ese 24 de agosoto querría para tí. No lo olvides núnca.

Anónimo dijo...

¡Qué bonito Juan! me has dejado con los pelos de punta y un nudo en la garganta...! Espero que sigamos todos juntos muchos 24 de agosto más!

Anónimo dijo...

Juan me encanta. Escribes muy bien. Como me suenan tus palabras tan cercanos, en aquellos 24s de agosto que yo también viví y eran lo más..además de ser una experiencia que hemos vivido,visto y sentido desde pequeños con los más queridos...
Gracias Juan por recordarme esos sentimientos, ya que este años no lo he podido vivir. Sigue escribiendo. Cris

Anónimo dijo...

espero que en ese apretón de puño, mientras el alcalde daba su discurso, encontraras el consuelo que esperabas y necesitabas...

Atún dijo...

Qué raro que en tantas líneas no aparezca ni una sola vez la palabra "cansinas" y/o derivados! jajaja! Será que en cierta forma nos hemos acostumbrado a vivir con ello... algunos tal vez hasta lo necesitemos!
Antes el fin de las fiestas significaba un punto y aparte. Ahora es un punto y seguido. :)

Anónimo dijo...

Me ha emocionado muchísimo esta entrada, Juan. No podrías haber descrito mejor todo lo que se siente en ese día tan especial para muchos (me incluyo), y en el resto de días de las fiestas. Llevas razón en que en esos días estás como en una isla y parece que los problemas desaparecen o por lo menos son mucho más llevaderos. Además que “quienes ven más allá” también se dan cuenta del papel que intentan hacer durante esos días algunos de sus amigos, porque como tú dices no es día ni momento para que se noten tus problemas o preocupaciones. Pero creo que eso es lo bonito, que en medio de risas y fiesta sabemos cómo están nuestros amigos y seguimos a su lado..., sin necesidad de mencionar nada doloroso. Durante esos días hay palabras que sobran porque miradas o actitudes te dicen mucho más.
Ya hemos vuelto a la realidad, y aunque sea dura se lleva mejor sabiendo que siempre hay gente que está y estará a tu lado. Así que al año que viene, aunque estoy segura de que podremos hacerlo antes, volveremos a crear esa “rutina” que tanto nos gusta.
Sigue escribiendo así de bien, porque realmente reconforta leer lo que escribes.
(Esta vez sí soy la rabiosa original, nada de usurpaciones xD)

Anónimo dijo...

yo en esos dias kisiera estar en una isla.no se en ke momento larutina de las fiestas no me trae más ke desolación,la misma kesiente el naufrago al recoger la botella devuelta por la marea.solo la gasolinera supuso una ruptura nadie estaba en el mismo sitio y se hacia verdad eso nosotros los de entonces ya no somos los mismos.Ya no la quiero .pero cuanto la quise...

Casi seguro que tu sabes quien soy dijo...

Este año no has escrito, pero yo con tu permiso retomo y releo el del año pasado, que por otra parte creo que tanto para ti como para mí los sentimientos descritos han cambiado poco... Espero que aunque te sea imposible olvidar aquella rutina, encuentres otras rutinas que llenen tu vida... Un abrazo